El alcalde de Marinaleda y parlamentario de Izquierda Unida está convencido de que, ante las medidas del Gobierno, hay que rebelarse "mejor" y "con más ganas".
Nadie diría que ya tiene 63 años y que resultó elegido alcalde de Marinaleda (Sevilla), con treinta, allá por el año 79 cuando era profesor de historia en un Instituto.
Juan Manuel Sánchez Gordillo participó en la creación del Sindicato de
Obreros del Campo o de la Candidatura Unitaria de Trabajadores. Sigue
siendo alcalde y parlamentario de Izquierda Unida, aunque mantenga
cierta distancia respecto a la dirección actual de la coalición. También
forma parte, en la actualidad, del Sindicato Andaluz de Trabajadores,
que promovió esta semana la ocupación de la finca Las Turquillas,
que viene utilizando el ministerio de Defensa como yeguada militar: "La
ocupamos con una representación bastante grande de gente llegada de
toda Andalucía. Se ha hecho un campamento allí, con un grupo y mañana se
empieza a labrar la tierra en un huerto pegado al cuartel de los
militares".
"La idea es mantenernos ahí. No tiene sentido que en
siglo XXI el Ejército ocupe tanta tierra, 1200 hectáreas, cuando con
diez fanegas tendría suficiente. El Ejército no es buen agricultor, ni
tiene capacidad para labrarla".
El propósito de los jornaleros es
aprovecharla "para el turismo, la agricultura ecológica y ofrecer empleo
de forma parecida a como hicimos en Marinaleda, a través de la
industria agroalimentaria, con la transformación de productos
ecológicos". También a Marinaleda, aquel antiguo confín de campesinos reconvertido en ayuntamiento y en utopía asamblearia,
está llegando la crisis: "Se nota un poco en los precios de los
productos agrícolas y en la financiación -afirma Sánchez Gordillo, quien
mantiene la apariencia y la actitud que lo convirtieron en referente de
un cierto sector de la izquierda española, pero que ha compaginado
dicha estampa con la de la gestión municipal-. Tenemos problemas de
liquidez pero estamos vendiendo bien los productos. En términos
generales, en la agricultura y en la alimentación se ha notado menos en
la crisis. Lo que ocurre es que la gente que se había ido del campo para
trabajar en la construcción está volviendo en demanda del empleo. Así
que no sólo hay que mantener el empleo que existe sino que hay que
incrementarlo. La agricultura ecológica da más empleo que la
tradicional, eso es cierto. Claro que para salvarla de la situación de
la crisis y del encarecimiento de los productos agrarios, estamos intentado un comercio horizontal, con un diálogo de cooperativa a cooperativa
y estableciendo relaciones con otros países donde haya experiencias de
este tipo. Queremos crear riqueza y empleo con un comercio más justo".
Durante el actual conflicto de la minería, los jornaleros andaluces
han visto las barbas del vecino puestas a remojo, cuando en Andalucía y
en Extremadura existe una forma de subsidio agrario, conocida
popularmente como el Plan de Empleo Rural (PER) aunque haya recibido
otras denominaciones, que recuerda en parte a las subvenciones mineras.
En el caso extremeño-andaluz los subsidios europeos beneficiaron más a
los grandes terratenientes que a los campesinos pero al menos permitió
cierta dignidad de vida a este último colectivo.
Ahora, hay quien piensa que esa paz social está en peligro: "Se rumoreó que determinadas prestaciones agrícolas iban a eliminarse,
pero no se les ha tocado. En el campo, a los mayores de 52 años, por
ejemplo, se les da un pequeño subsidio para que no tengan que buscar
peonadas como los jornaleros más jóvenes. Algo así como una jubilación
prematura. Ahora se ha dicho que va a pasar a los 55 años, pero lo que
no se dan cuenta es que esos mayores de 52 son los que están alimentando
a la familia, porque apenas hay trabajo. Si quitamos ese subsidio o lo
postergamos, llegamos al hambre física. Así que creo que, al paso que
vamos, el movimiento jornalero se va a radicalizar".
Sigue siendo un verso libre en Izquierda Unida,
aunque no faltó quien apostara porque Sánchez Gordillo abandonaría la
coalición cuando se negó a secundar el pacto de gobierno entre dichas
siglas y el PSOE de Andalucía, durante el pasado mes de mayo: "Yo hice
un discurso durante las elecciones en el sentido de que no nos íbamos a
rendir a los mercados. Y los mercados lo que han hecho ha sido apretar
su dictadura y hay que rebelarse mucho mejor de lo que lo estamos
haciendo, con más ganas. No estoy de acuerdo con el pacto de gobierno en
Andalucía porque se veía venir lo que está viniendo, esto es, que
estamos comulgando con ruedas de molinos. Una fuerza anticapitalista no
puede aceptar recortes, sencillamente. No se trata de aliviarlos, es que
no puedes aceptarlos. Los recortes consisten básicamente en que los
ricos roban a los pobres. Aquí estamos trabajando para los bancos
alemanes. La deuda, además de ilegítima es impagable.
Y, por ella, estamos desmantelando el Estado del bienestar y servicios
tan esenciales como la salud y la educación. Desde Andalucía hace falta
mostrar una clara rebeldía contra Madrid, contra Bruselas, contra todo
lo que está ocurriendo. Hay que salirse del gobierno o provocar otro
cuatro de diciembre".
Sánchez Gordillo hace alusión a una fecha
emblemática del andalucismo reciente, cuando toda Andalucía salió a la
calle un 4 de diciembre de 1977, con banderas blanquiverdes, para exigir
la autonomía plena y el estatuto autonómico que no pudo promulgarse en
su día por el estallido de la guerra civil. En un momento histórico en
el que las autonomías parecía que iban a reducirse a
las históricas, los andaluces fueron movilizándose hasta conseguir el
café para todos que hizo posible el estado actual, que ahora también el
neoliberalismo pone en cuestión.
"Si el Gobierno no gobierna, los de Izquierda Unida desapareceremos
del mapa. Claro que esa actitud mía provoca que esté un poquito
castigado de puertas para adentro. Antes, yo llevaba la portavocía de
Agricultura, de Sanidad y Vivienda y ahora no tengo ninguna. No puedo
intervenir en la tribuna de oradores porque no soy portavoz de nada.
Pero sigo siendo un diputado de la calle, estoy en las manifestaciones, en los desahucios;
estoy con el 15-M cuando ocupan viviendas vacías y ahora estoy ocupando
fincas. También voy a buscar la forma legal para sin salirme de
Izquierda Unida, porque creo que es un buen punto de partida y las bases
están cada vez más rebeldes, saber qué iniciativas puedo afrontar por
mi cuenta y qué puedo decir o no en la tribuna de oradores".
En
los últimos tiempos, Sánchez Gordillo se mantiene en contacto permanente
con Julio Anguita, con quien ahora se reúne "periódica y
sistemáticamente".
"Él ha estado siempre muy en contra del pacto y
mucho más, después de la aplicación de los recortes. Él dice que hemos
pasado la raya y que Izquierda Unida ha cavado su propia tumba. Él
plantea una alternativa global contra todo esto porque entiende que el
problema ya no sólo estriba en que pueda desaparecer el Estado del
bienestar sino el propio estado o la civilización occidental. O sacamos
la crisis en clave democrática, o lo único que lograremos es que haya
más miseria para los pobres, con más recortes. O no sé si acaso una
tercera crisis mundial porque la depresión de 1929 se resolvió con la
Segunda Guerra. Aquí y ahora, Estados Unidos ha aumentado los gastos militares en un 67%,
Rusia en un 81%, y China en un 195%, casi ha triplicado dichos
presupuestos. Vamos a ver si al final la crisis no se resuelve con la
típica válvula de escape de destruir para construir. La invasión de
Libia, lo que ocurre en Siria y lo que pueda ocurrir en Irán, solamente
persigue controlar las energías. En estos momentos, existe más
inestabilidad para la paz que hace quince años. Las salidas que hasta
ahora han planteado para la actual crisis han fracasado. Los problemas
de mercado, decían, hay que resolverlos con más mercado. Lo de más mercado nos lleva al desastre, nos lleva a regresar cincuenta años atrás desde el punto de vista social".
Sánchez Gordillo cree de firme en una plataforma amplia que buscara respuestas comunes más allá de las recetas del capitalismo,
que se han revelado como poco eficaces en estos momentos cruciales:
"Lo que sería bueno -afirma- es que Izquierda Unida despertara y si
despierta una parte del PSOE también sería bueno, pero de alguna manera
eso de pasar a sentirnos parte del Estado para paliar la crisis es caer
en la trampa de hacer el recorte más pasable. Yo no quiero que me maten
cruenta o incruentamente, lo que quiero es que no me maten. Esto es
terrorismo económico de primera magnitud".
El alcalde de
Marinaleda se encuentra a diario con el rostro de la desesperación: "A
mí me vienen los casos más desesperados, los de familias trabajadoras
normales que lo ganaban bien en la construcción, y que ahora se encuentran sin empleo, sin casa y para ir al psiquiatra, que es terrible".
"Estuve
en Grecia y había colas para la comida. Se te ponen los vellos tiesos y
esos tíos que viven bien nos dicen que hay que apretar. Apriete a
quienes tengan donde apretarle, no al que no tiene donde vivir. Frente a
eso hay que movilizarse, desde Andalucía, desde el Estado español y el
sur de Europa, desde la periferia. He visto en Grecia cosas dantescas,
en Portugal, en Irlanda, en Italia también están las cosas mal. Algo
habrá que hacer. Hay condiciones objetivas casi revolucionarias, pero no
hay organizaciones políticas ni sindicatos anticapitalistas que sirvan
como bandera. La gente no encuentra instrumentos, referentes, herramientas para decir ya se acabó.
Pero también estoy convencido de que la gente va a salir a la calle y
va a aumentar la represión. No sé donde va a acabar esto. En cualquier
momento se producirá un muerto. Será un accidente, como siempre, pero
tienen que meter miedo de alguna forma".
Sánchez Gordillo, de hecho, pensaba que la primera baja en las filas de
los trabajadores iba a producirse durante la reciente marcha de los
mineros: "Pensaba que iba a terminar ocurriendo ahí, porque la minería
es gente recia en la pelea y estos quieren asustar, así que cualquier
día se les escapa la mano o se produce un accidente entre comillas.
Siempre, con la crisis ha aumentado la represión. O reaparece el fascismo como en Grecia, o el Estado represor".
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